¿Será el Sol una enana blanca?

Eva Villaver, investigadora del departamento de física teórica de la Universidad Autónoma de Madrid y coautora del estudio, ha explicado si el Sol acabará convertido en una enana blanca como la observada en esta investigación. Ha concluido que sí: «Estos sistemas son nuestro futuro. Lo que estamos viendo son los posibles restos de un sistema planetario como el nuestro».


¿Por qué ocurrirá? «Cuando las estrellas más masivas agotan su combustible y mueren pueden crear supernovas o agujeros negros. Pero las que son más pequeñas (menos de ocho masas solares) se convierten en enanas blancas: son auténticos cadáveres estelares, apenas un núcleo de materia muy densa, del tamaño de un pequeño planeta como la Tierra y en las que ya no hay reacciones de fusión nuclear. Brillan sencillamente por la emisión de energía acumulada», ha dicho Villaver.
«Antes de llegar a ese punto, van liberando partes de su envoltura, compuesta por helio, carbono o nitrógeno, durante decenas de miles de años (de hecho, así lo hará el Sol). Curiosamente, las estrellas pequeñas de segunda generación pueden «arder» durante alrededor de 10.000 millones de años, fabricando elementos todo ese tiempo, antes de liberar sus envolturas», ha proseguido.
«Cuando nuestra estrella agote el combustible nuclear actual (ahora transforma hidrogéno en helio) se convertirla en una gigante roja. En la etapa de gigante roja la estrella crece incorporando en su envolura todo el material que está cerca, incluso los planetas. Este es el destino que espera a planetas como Mercurio, Venus, Marte y la Tierra. En el caso del Sol se espera que el tamaño de la estrella alcance prácticamente la órbita de la Tierra. Después la estrella pierde su envoltura y emite mucha energía en el ultravioleta durante la fase de nebulosa planetaria, empujando a los planetas más externos a órbitas alejadas. Cuando la estrella ya no tiene prácticamente más energía que la que puede emitir al enfriarse, la observamos como una enana blanca. Por eso son tan débiles ya que han agotado todas sus fuentes de energía nuclear», ha concluido la experta. Por ello, «se van apagando lentamente».

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