Sistema Solar

Sistema Solar


Introducción


El sistema solar está
formado por el Sol, nueve
planetas y sus satélites,
asteroides,
cometas
y meteoroides, y polvo y gas interplanetario.
El sistema solar es el único sistema planetario existente conocido, aunque en
1980 se encontraron algunas estrellas
relativamente cercanas rodeadas por un envoltorio de material orbitante de un
tamaño indeterminado o acompañadas por objetos que se suponen que son enanas
marrones o enanas pardas. Muchos astrónomos creen probable la existencia de
numerosos sistemas planetarios de algún tipo en el Universo.

El Sol contiene el 99.85%
de toda la materia en el Sistema Solar. Los planetas, los cuales están
condensados del mismo material del que está formado el Sol, contienen
sólo el 0.135% de la masa del sistema solar. Júpiter contiene
más de dos veces la materia de todos los otros planetas juntos. Los satélites
de los planetas, cometas, asteroides, meteoroides, y el medio interplanetario
constituyen el restante 0.015%. La siguiente tabla es una lista de la distribución
de la masa dentro de nuestro Sistema Solar.

Los
planetas principales



En la actualidad se conocen
nueve planetas principales. Normalmente se dividen en dos grupos: los planetas
interiores o terrestres (Mercurio,
Venus, Tierra
y Marte
) y los planetas
exteriores o jovianos (Júpiter,
Saturno, Urano,
Neptuno y Plutón
).

Los interiores son los
cuatro primeros. Son pequeños y se componen sobre todo de roca compacta y hierro
(de ahí el nombre terrestres). Los planetas, Venus, Tierra, y Marte tienen
atmósferas significantes mientras que Mercurio casi no tiene.

Los jovianos (relativos
a Júpiter) son gigantescos comparados con la Tierra y tienen naturaleza
gaseosa como la de Júpiter (de ahí ese nombre). Se componen, principalmente,
de hidrógeno, hielo y helio.

Si se pudiera mirar hacia
el sistema solar por encima del polo norte de la Tierra, parecería que los planetas
se movían alrededor del Sol en dirección contraria a la de las agujas del reloj.
Todos los planetas, excepto Venus y Urano, giran sobre su eje en la misma dirección.
Todo el sistema es bastante plano (sólo las órbitas de Mercurio y Plutón son
inclinadas). La de Plutón es tan elíptica que hay momentos que se acerca más
al Sol que Neptuno.

Los sistemas de satélites
siguen el mismo comportamiento que sus planetas principales, pero se dan muchas
excepciones. Tanto Júpiter, como Saturno y Neptuno tienen uno o más satélites
que se mueven a su alrededor en órbitas retrógradas (en el sentido de las agujas
del reloj) y muchas órbitas de satélites son muy elípticas. Júpiter, además,
tiene atrapados dos cúmulos de asteroides (los llamados Troyanos), que se encuentran
a 60° por delante y por detrás del planeta en sus órbitas alrededor del Sol.
(Algunos satélites de Saturno tienen atrapados de forma similar cuerpos más
pequeños). Los cometas muestran una distribución de órbitas alrededor del Sol
más o menos esférica.

Teorías
sobre el origen

A pesar de sus diferencias,
los miembros del sistema solar forman probablemente una familia común; parece
ser que se originaron al mismo tiempo.

Entre los primeros intentos
de explicar el origen de este sistema está la hipótesis nebular del filósofo
alemán Immanuel Kant y del astrónomo y matemático francés Pierre Simon de Laplace.
De acuerdo con dicha teoría una nube de gas se fragmentó en anillos que se condensaron
formando los planetas. Las dudas sobre la estabilidad de dichos anillos han
llevado a algunos científicos a considerar algunas hipótesis de catástrofes
como la de un encuentro violento entre el Sol y otra estrella. Estos encuentros
son muy raros, y los gases calientes, desorganizados por las mareas se dispersarían
en lugar de condensarse para formar los planetas.

Las teorías actuales
conectan la formación del sistema solar con la formación del Sol, ocurrida hace
4.700 millones de años. La fragmentación y el colapso gravitacional de una nube
interestelar de gas y polvo, provocada quizá por las explosiones de una supernova
cercana, puede haber conducido a la formación de una nebulosa solar primordial.
El Sol se habría formado entonces en la región central, más densa. La temperatura
es tan alta cerca del Sol que incluso los silicatos, relativamente densos, tienen
dificultad para formarse allí. Este fenómeno puede explicar la presencia cercana
al Sol de un planeta como Mercurio, que tiene una envoltura de silicatos pequeña
y un núcleo de hierro denso mayor de lo usual. (Es más fácil para el polvo y
vapor de hierro aglutinarse cerca de la región central de una nebulosa solar
que para los silicatos más ligeros.) A grandes distancias del centro de la nebulosa
solar, los gases se condensan en sólidos como los que se encuentran hoy en la
parte externa de Júpiter. La evidencia de una posible explosión de supernova
de formación previa aparece en forma de trazas de isótopos anómalos en las pequeñas
inclusiones de algunos meteoritos. Esta asociación de la formación de planetas
con la formación de estrellas sugiere que miles de millones de otras estrellas
de nuestra galaxia también pueden tener planetas. La abundancia de estrellas
múltiples y binarias, así como de grandes sistemas de satélites alrededor de
Júpiter y Saturno, atestiguan la tendencia de la nubes de gas a desintegrarse
fragmentándose en sistemas de cuerpos múltiples.




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