Asteroides

Asteroides

Introducción
Los asteroides son objetos
rocosos y metálicos que orbitan alrededor del Sol
pero que son demasiado pequeños para ser considerados como planetas.
Se conocen como planetas menores, y giran en órbitas elípticas,
sobre todo entre las órbitas de Marte y Júpiter.
El tamaño de los asteroides varía desde el de Ceres, que tiene
un diámetro de unos 1000 kilómetros, hasta el tamaño de
un guijarro. Dieciseis asteroides tienen un diámetro igual o superior
a 240 kilómetros. Se han encontrando desde el interior de la órbita
de la Tierra hasta más allá de la órbita de Saturno. La
mayoría, sin embargo, están contenidos dentro del cinturón
principal que existe entre las órbitas de Marte y Júpiter. Algunos
tienen órbitas que atraviesan la trayectoria de la Tierra e incluso algunos
han chocado con nuestro planeta en tiempos pasados. Uno de los ejemplos mejor
conservados es el Cráter Barringer cerca de Winslow, Arizona.

Composición
Los asteroides están
constituidos por el material que sobró durante la formación del
sistema solar. Una teoría sugiere que son los restos de un planeta que
fue destruido por una gran colisión hace mucho tiempo. Es más
probable, sin embargo, que los asteroides sean el material que no llegó
nunca a aglutinarse para formar un planeta. De hecho, si se estima la masa total
de todos los asteroides y se concentra en un solo objeto, este tendría
menos de 1.500 kilómetros de diámetro (menos de la mitad del diámetro
de la Luna).

Las tres cuartas partes
de los asteroides visibles desde la Tierra, incluido Ceres, pertenecen al tipo
C, lo cual parece estar relacionado con una clase de meteoritos conocidos como
condritos carbonáceos. Se considera que son los materiales más
antiguos del sistema solar, con una composición que refleja la de las
primitivas nebulosas solares. De color muy oscuro, probablemente causado por
su contenido en hidrocarburos, presentan pruebas de haber adsorbido agua de
hidratación. Así pues, a diferencia de la Tierra y de la Luna,
nunca se han reblandecido o recalentado desde que se formaron.

Los asteroides del tipo
S, relacionados con los meteoritos pétreos-ferrosos,
constituyen aproximadamente el 15% del número total. Mucho más
raros son los objetos del tipo M, que se corresponden por su composición
a los meteoritos ferrosos. Compuestos de una aleación de hierro y níquel,
representan los núcleos de los cuerpos planetarios reblandecidos y diferenciados,
a los que los impactos despojaron de sus capas externas.

Unos pocos asteroides,
entre ellos Vesta, quizá estén relacionados con la clase más
extraña de meteoritos: los acondritos. Estos asteroides parecen tener
en su superficie una composición ígnea semejante a la de muchos
torrentes de lava terrestres y lunares. Por ello, los astrónomos están
razonablemente seguros de que Vesta, en algún momento de su historia,
se reblandeció de forma parcial. Los científicos se muestran desconcertados
ante el hecho de que algunos de los asteroides se hayan reblandecido y otros,
como Ceres, no. Una posible explicación es que el primitivo sistema solar
contuviera ciertos isótopos concentrados, muy radiactivos, que hubieran
generado el calor suficiente para reblandecer a los asteroides.

Muchos de nuestros conocimientos
sobre los asteroides proceden del estudio de los trozos de residuos espaciales
que caen sobre la superficie de la Tierra. Los asteroides que siguen una trayectoria
que los lleva a chocar con la Tierra reciben el nombre de meteoroides. Cuando
un meteoroide choca con nuestra atmósfera a gran velocidad, la fricción
hace que este trozo de material espacial se incinere produciendo un chorro de
luz conocido como meteoro. Si el meteoroide no se consume por completo, lo que
queda choca con la superfice de la Tierra y se denomina meteorito.

De todos los meteoritos
examinados, el 92,6% está compuesto por silicatos (piedras), y el 5,7%
está compuesto por hierro y níquel; el resto es una mezcla de
los tres materiales. Los meteoritos rocosos son los más difíciles
de identificar ya que se parecen mucho a las rocas terrestres.

Tamaños
y órbitas


Los asteroides de mayor
tamaño y más representativos son: Ceres, con un diámetro
de unos 1.030 kilómetros, y Palas y Vesta, con diámetros de unos
450 kilómetros. Aproximadamente 200 asteroides tienen diámetros
de más de 100 kilómetros, y existen miles de asteroides más
pequeños. La masa total de todos los asteroides del sistema
solar
es mucho menor que la masa de la Luna. Los
cuerpos más grandes son más o menos esféricos, pero los
que tienen diámetros menores de 160 kilómetros suelen presentar
formas alargadas e irregulares. La mayoría de los asteroides, sin tener
en cuenta su tamaño, tardan de 5 a 20 horas en completar un giro sobre
su eje. Algunos asteroides tienen compañeros.

En la actualidad, pocos
científicos creen que los asteroides sean los restos de un planeta anterior.
Lo más probable es que los asteroides ocupen un lugar en el sistema solar
donde se podría haber formado un planeta de tamaño considerable,
pero no pudo ser por las influencias disruptivas de Júpiter. Quizá
en un principio, existieran unas pocas docenas de asteroides que posteriormente
se fragmentaron en colisiones mutuas hasta producir el número actual.

Los llamados asteroides
Troyanos están situados en dos nubes, una que gira 60° delante de
Júpiter, en el plano de su órbita, y la otra 60° detrás.
En 1977, el asteroide Quirón fue descubierto en una órbita entre
la de Saturno y la de Urano. A comienzos de la década de 1990 se descubrió
que unos 75 asteroides (los asteroides de Amor) cruzaban la órbita de
Marte, unos 50 (los asteroides de Apolo) cruzaban la órbita de la Tierra
y menos de 10 (los asteroides de Atón) tienen órbitas más
pequeñas que la de la Tierra. Uno de los asteroides interiores más
grandes es Eros, con un diámetro de unos 24,7 kilómetros. Un extraño
asteroide de Apolo, Faetón, de unos 5 kilómetros de ancho, se
acerca al Sol más que cualquier otro asteroide conocido (20,9 millones
de kilómetros). También se le relaciona con el regreso anual de
la corriente de meteoros de Géminis.

Algunos de los asteroides
que se acercan a la Tierra son objetivos relativamente fáciles para las
misiones espaciales. En 1991, la sonda espacial de la NASA Galileo, en su viaje
a Júpiter, captó el primer plano de un asteroide. Las imágenes
muestran que el pequeño cuerpo, 951 Gaspra, está salpicado de
cráteres y revelan la existencia de un manto de un material fragmentario
o regolito que cubre la superficie del asteroide.

Observación
Debido a que los asteroides
son materiales procedentes de nuestro Sistema Solar muy joven, los científicos
están interesados en su composición. Las naves espaciales que
han navegado a través del cinturón de asteroides han observado
que el cinturón está bastante vacío y que los asteroides
están separados por distancias muy grandes. Antes de 1991 la única
información obtenida sobre los asteroides era a través de la observaciones
realizadas desde la superficie terrestre. En Octubre de 1991 el asteroide 951
Gaspra fue visitado por la nave espacial Galileo y se convirtió en el
primer asteroide del que se obtenían imágenes de alta resolución
De nuevo en Agosto de 1993 Galileo se acercó al asteroide 243 Ida. Este
era el segundo asteroide visitado por una nave espacial. Tanto Gaspra como Ida
están clasificados como asteroides de tipo S compuestos por silicatos
ricos en metal.

El 27 de Junio de 1997
la nave espacial NEAR realizó un encuentro a alta velocidad con el asteoride
253 Matilde. Este encuentro dio a los científicos la posibilidad de observar
de cerca por primera vez un asteroide del tipo C, rico en carbono. Esta visita
fue única por que la nave NEAR no estaba diseñada para realizar
otras pasadas. NEAR es una nave que tenía como destino el asteroide Eros
en Enero de 1999.

Los astrónomos
han estudiado un grupo de asteroides gracias a las observaciones realizadas
desde la superficie terrestre. Algunos de los más notables son Toutatis,
Castalia, Geographos y Vesta. Los astrónomos estudiaron a Toutatis, Geographos
y Castalia utilizando las observaciones obtenidas por radar desde la superficie
terrestre durante su etapa de máxima aproximación a la Tierra.
Vesta fue observado desde el Telescopio Espacial Hubble.

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