Descubren el primer sistema extrasolar de ocho planetas
A nuestro Sistema Solar le ha salido un rival. La NASA ha anunciado el descubrimiento de un octavo planeta alrededor de la estrella lejana Kepler-90, lo que empata a ese sistema con el nuestro en el número de mundos que tiene en órbita. Esta otra familia de ocho miembros, más apretada que la nuestra, está regida por una estrella similar al Sol situada a 2.545 años luz de la Tierra, en la constelación de Draco. Según los astrónomos, resulta algo así como una versión en miniatura de lo que ya conocemos.
El nuevo exoplaneta, como se denomina a los que se encuentran más allá del Sistema Solar, fue identificado gracias a la aplicación del «machine learning» de Google, un sistema de Inteligencia Artificialque permite que las máquinas aprendan del entorno de una forma similar a como lo hace el cerebro humano. En este caso, la computadoras fueron capaces de localizar planetas al detectar minúsculos cambios de brillo, lo que se denomina tránsito, en la ingente cantidad de datos del telescopio espacial Kepler.
Una de esas señales, muy débil, desveló la presencia del perdido Kepler-90i, un mundo ardiente y rocoso que orbita su estrella cada 14,4 días. «Por primera vez sabemos con certeza que nuestro sistema solar no es el único poseedor del récord de número de planetas», afirma el astrónomo Andrew Vanderburg, de la Universidad de Texas en Austin (EE.UU.) y uno de los «entrenadores» de la Inteligencia Artificial que hizo el descubrimiento.
«El sistema de estrella Kepler-90 es como una mini versión de nuestro Sistema Solar. Tienes pequeños planetas dentro y grandes planetas fuera, pero todo está apretado mucho más cerca», describe Vanderburg. Por ese mismo motivo, no es el más prometedor para la vida, ya que reúne a los ocho planetas demasiado cerca de la estrella anfitriona, más de lo que está la Tierra del Sol. En nuestro sistema solar, solo Mercurio y Venus orbitan en esa franja. Casi un 30% más grande que la Tierra, Kepler-90i está tan próximo a su estrella que su temperatura superficial promedio puede exceder los 800º Fahrenheit, a la par con Mercurio. El planeta más alejado, Kepler-90h, es un gigante gaseoso que tiene aproximadamente el tamaño de Júpiter y gira en círculos con un «año» de 331,6 días.
Demasiado para un humano
La idea de aplicar una red neuronal a los datos de Kepler provino de Christopher Shallue, un ingeniero de software de Google, quien pensó que la astronomía podría beneficiarse de esta técnica, ya que dispone de demasiados datos para que los humanos los busquen por sí mismos. El conjunto de datos de cuatro años de Kepler, por ejemplo, contiene trillones de posibles órbitas de planetas.
Entre tanta información, los métodos utilizados hasta ahora para verificar las señales más prometedoras, pruebas automatizadas o el ojo humano, pueden perder las señales más débiles. Por ese motivo, Shallue y Vanderburg desarrollaron una red neuronal para buscar nuevos planetas. Primero, la entrenaron para identificar exoplanetas en tránsito en un conjunto de 15,000 señales previamente examinadas del catálogo de Kepler. Cuando la red neuronal «aprendió» a detectar el patrón de un exoplaneta en tránsito, los investigadores apuntaron a sistemas de 670 estrellas que ya tenían múltiples planetas conocidos y buscaron señales más débiles. Su suposición era que esos serían los mejores lugares para tener éxito, y no se equivocaban.
Una segunda joya
Kepler-90 ya había sido conocido en 2013 como el primer sistema de siete planetas identificado por Kepler, pero la señal del octavo era tan débil que no fue detectada con los métodos tradicionales. «Es como buscar en las rocas para encontrar joyas. Si tienes un tamiz más fino, entonces podrás atrapar más rocas, pero también podrías atrapar más joyas», dice Vanderburg.
Kepler-90i no fue la única joya descubierta. La Inteligencia Artificial también encontró un sexto planeta en el sistema Kepler-80. Se trata de Kepler-80g, del tamaño de la Tierra. Junto con cuatro de sus mundos vecinos forman lo que se llama una «cadena resonante», donde los planetas se bloquean por su gravedad mutua en una danza orbital rítmica. El resultado es un sistema extremadamente estable, similar a los siete planetas del famoso y esperanzador sistema Trappist-1, a 40 años luz de nosotros, tan equilibrado que la duración del año de Kepler-80g podría predecirse con matemáticas.
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