Descubren en Júpiter una nueva tormenta del tamaño de Francia

La nave espacial Juno de la NASA ha descubierto en su último vuelo sobre Júpiter una gigantesca tempestad cuyo tamaño, cercano a los 700.000 km cuadrados, supera al de Francia. El ciclón, situado en el polo sur del planeta, se une a otros seis ya conocidos formando un curiosa figura hexagonal con uno de ellos en el centro.



Cuando Juno llegó a Júpiter por primera vez en julio de 2016, sus cámaras infrarrojas y de luz visible descubrieron ciclones gigantes que rodeaban a los polos del planeta: nueve en el norte y seis en el sur. Entonces se desconocía si estos temporales, cada uno de ellos casi tan ancho como EE.UU., eran un fenómeno transitorio como en la Tierra que duraban solo semanas o, en cambio, eran más permanentes.



Con cada sobrevuelo, los datos refuerzan la idea de que cinco tormentas de viento se arremolinaban en un patrón pentagonal alrededor de una tormenta central en el polo sur y que el sistema parecía estable. Ninguna de las seis tormentas mostró signos de ceder para permitir que otros ciclones se unieran. «Casi parecía que los ciclones polares eran parte de un club privado que se resistía a los nuevos miembros», afirma Scott Bolton, investigador principal de Juno en el Instituto de Investigación del Suroeste en San Antonio, Texas.


Sin embargo, el pasado 3 de noviembre, mientras Juno recolectaba datos científicos durante su vigésimo segundo sobrevuelo a 3.500 km de altura sobre el gigante gaseoso, un nuevo ciclón se unió a la refriega.

El hexágono joviano

«Pasamos de un pentágono de ciclones que rodea a uno en el centro a un arreglo hexagonal», dice Alessandro Mura, coinvestigador de Juno en el Instituto Nacional de Astrofísica en Roma. «Esta nueva incorporación es más pequeña en tamaño que sus seis hermanos más establecidos. Quizás los datos de futuros sobrevuelos muestren que el ciclón crece al mismo tamaño que sus vecinos», añade.
Al sondear la capa meteorológica de 50 a 70 kilómetros debajo de las nubes de Júpiter, Juno captura la luz infrarroja que emerge de las profundidades del planeta. Sus datos indican que la velocidad promedia del viento del nuevo ciclón es de unos 362 kph, comparable a la encontrada en sus seis colegas polares más establecidos.
La JunoCam de la nave espacial también obtuvo imágenes de luz visible del nuevo ciclón. Los dos conjuntos de datos arrojan luz sobre los procesos atmosféricos no solo de Júpiter sino también de otros gigantes gaseosos como Saturno, Urano y Neptuno, así como los de exoplanetas gigantes que ahora se están descubriendo. Incluso permite saber más sobre los procesos atmosféricos de los ciclones de la Tierra.
«Estos ciclones son fenómenos climáticos nuevos que no se han visto ni predicho antes», asegura Cheng Li, científico de Juno en la Universidad de California, Berkeley. «La naturaleza está revelando una nueva física con respecto a los movimientos de los fluidos y cómo funcionan las atmósferas de los planetas gigantes. Estamos comenzando a comprenderlo a través de observaciones y simulaciones por computadora. Los futuros sobrevuelos de Juno nos ayudarán a refinar aún más nuestra comprensión al revelar cómo evolucionan los ciclones con el tiempo».

Saltarse las sombras

El hallazgo del nuevo ciclón ha sido posible gracias al ingenio de la NASA para evitar que su órbita llevara a Juno, alimentada por energía solar, a la sombra de Júpiter. Allí no habría podido recibir la luz del Sol, lo que la habría llevado a congelarse «hasta la muerte».
Juno ha estado navegando en el espacio profundo desde 2011. Entró en una órbita inicial de 53 días alrededor de Júpiter el 4 de julio de 2016. «Desde el día en que entramos en órbita alrededor de Júpiter, nos aseguramos de que permaneciera bañada por la luz del sol 24 horas siete días a la semana», señala Steve Levin, científico del proyecto Juno en el Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA en Pasadena, California. «Nuestros navegadores e ingenieros nos dijeron que llegaría un día de ajuste de cuentas, cuando estaríamos a la sombra de Júpiter durante unas 12 horas. Sabíamos que durante un período tan prolongado sin energía, nuestra nave espacial sufriría un destino similar al del rover Opportunity en Marte cuando los cielos del planeta rojo se llenaron de polvo e impidieron que los rayos del Sol llegaran a sus paneles solares».
Sin los rayos del sol proporcionando energía, Juno se enfriaría por debajo de los niveles probados, y finalmente agotaría sus celdas de batería más allá de la recuperación. Entonces, el equipo de navegación ideó un plan para «saltar la sombra» con una maniobra que impulsaría la nave espacial lo suficiente para que su trayectoria perdiera el eclipse. Esta maniobra, realizada el 30 de septiembre durante diez horas y media, cambió la velocidad orbital de Juno en 203 kph y consumió alrededor de 73 kilogramos de combustible.
«Gracias a nuestros navegadores e ingenieros, todavía tenemos una misión», reconoce Bolton en un comunicado. «Lo que hicieron es más que hacer posible nuestro descubrimiento de ciclones; hicieron posibles las nuevas ideas y revelaciones sobre Júpiter que tenemos por delante».

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